catedral de barbastro
El ambicioso proyecto de la construcción de su iglesia mayor, que, una vez restaurada la sede episcopal, pasará a ser en el mismo siglo XVI la catedral y parroquia única de la ciudad comenzó en el 1500 y terminó en el 1533. Varios fueron, según los documentos, los maestros de obras que intervinieron en su construcción, pero es muy difícil poder precisar sus intervenciones o destajos contratados, como el del mismo Juan de Segura.
La catedral de Barbastro es un diáfano interior de planta de salón, con tres naves de igual altura cubiertas con bóvedas de crucería estrellada que apean en seis delgadísimos y moldurados pilares con capiteles estrechos y continuos al modo de guirnaldas de hojas. Presenta una triple cabecera poligonal y, siguiendo el sistema de la arquitectura gótica levantina, seis capillas, entre los contrafuertes, que abrían en arcos apuntados, reformados algunos en época barroca.
De las dos portadas de la catedral, la del Palacio se halla enmarcada por una decoración en relieve con variados motivos renacentistas, los bustos en medallones de San Pedro y San Pablo y el escudo de la ciudad. Junto a esta puerta se eleva exenta la torre-campanario, de planta hexagonal y piedra de cantería, proyectada por Pedro de Ruesta y edificada a comienzos del siglo XVII.
Durante este mismo siglo se continuó la decoración del interior de la catedral, destacando sobre todo la cúpula de la capilla del Santísimo por su exuberante ornamentación en yeso tallado a base de formas vegetales metamorfoseadas, de carnoso relieve, y figuras de santos y virtudes. El chapitel es una reforma del siglo XVIII.
El altar mayor consta de un gran basamento en alabastro con estatuas y escenas en relieve y una minuciosa decoración plateresca. Obra inacabada de Damián de Forment, comprada en 1558 por el concejo y completada por Juan de Liceyre. Los dos cuerpos superiores, en madera, contrastan por una mayor severidad romanista de finales del siglo. El retablo se finalizó en 1602. Es una obra desigual y en común de Juan Miguel de Orliens, probable autor de la traza; de Martínez de Calatayud, a quien pertenecería la escena central de la Asunción y algunos de los relieves de más atinada composición, y el resto, de Pedro de Aramendía. En los dos retablos laterales, dedicados a San Pedro y a San Ramón, se continúa la concepción romanista del retablo central, aunque fueron tallados en el segundo cuarto del siglo XVII.
Aunque procedente del monasterio de San Victorián, se halla instalado en la capilla de San José un retablo de diecisiete tablas pintadas con escenas de la vida del santo; las más antiguas, como la central, de comienzos del siglo XVI, y otras probablemente ya de mediados del mismo. La mazonería, de buena composición y dorado, es obra barroca del siglo XVIII.