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catedrales peninsulares

catedral de huesca


La Catedral de Huesca ―oficialmente denominada Santa Iglesia Catedral de Jesús Nazareno― domina el paisaje urbano desde lo alto del cerro sobre el que se asentó la primitiva ciudad. Construida entre los siglos XIII y XVI sobre los cimientos de una antigua mezquita árabe, esta catedral ha acogido desde sus inicios la sede de la Diócesis de Huesca. No fue hasta el reinado de Jaime I el Conquistador, a mediados del siglo XIII, que el antiguo edificio musulmán fue derruido, dando comienzo, en su lugar, las obras de la actual catedral. Durante trescientos años, la nueva construcción absorbería los cánones del estilo arquitectónico imperante en Europa: el gótico.

 

Su imponente portada principal, construida a principios del siglo XIV –bajo el obispado de Martín López de Azlor–, en estilo gótico primitivo. El arquitecto responsable de la obra habría sido el maestro Guillem Inglés, una figura enigmática de la que hoy se guardan pocos detalles. El otro elemento que destaca es su torre campanario, cuya construcción, entre finales del siglo XIV y principios del XV, corrió a cargo de los arquitectos Juan de Alguiñero y Juan de Quadres. A modo de curiosidad, resulta interesante el hecho de que, hasta el año 1937, un chapitel imponente coronaba la torre. Desgraciadamente, un accidente durante la Guerra Civil lo destruyó completamente, dejando plana su azotea.

Catorce capillas esparcidas por las naves laterales del edificio, dotadas todas ellas con sepulcros pertenecientes a antiguas familias nobles que sufragaron los costes de la construcción a cambio del derecho de enterramiento. Entre las mismas, resultan especialmente llamativas la capilla del Rosario –con un impresionante retablo gótico–, la capilla de los Lastanosa –antiguos mecenas del escritor español del Siglo de Oro Baltasar Gracián–, o la del columbario –con 535 nichos reservados para las urnas de los creyentes–.

 

La joya más valiosa del patrimonio conservado está en el altar Mayor, un retablo de estilo renacentista elaborado, a principios del siglo XVI, por el escultor valenciano Damián Forment. El alabastro, su material de elaboración, confiere al retablo una robustez innegable. Asimismo, en el centro hallamos ‘El Cristo de los Milagros’, un cristo crucificado que, según cuenta la leyenda, sudó de forma milagrosa durante las procesiones del año 1497, librando así a la población del brote de peste bubónica que sacudía Huesca. El resto del retablo está consignado a la representación de la Pasión de Cristo, a través de un tríptico que recoge tres de los famosos episodios evangélicos.

 

El Museo Diocesano, un espacio surgido en 1945 que atesora interesantes colecciones de arte sacro pertenecientes tanto a la catedral como a otros templos de la Diócesis de Huesca. Ubicado en el interior del antiguo claustro gótico, el museo se distribuye en tres salas diferenciadas ―orfebrería sacra, arte medieval y arte renacentista y barroco, respectivamente―.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.