catedral de zaragoza
La catedral de Zaragoza, la Seo de San Salvador, antes era mezquita, fue transformada, después de la conquista de Zaragoza por el rey Alfonso el Batallador, en catedral, consagrándose por don Pedro de Librana en 1119. Tras el primer templo cristiano, ya en el siglo XIV, la catedral se transforma decididamente en obra gótica con orientación mudéjar. Esta nueva catedral tenía tres naves, más cortas que las actuales y que pueden diferenciarse del resto de la construcción por la simplicidad de la crucería de sus bóvedas. En 1432 se añadieron dos naves más laterales por el maestro Muza y en 1447 Alí Rami hace una nueva capilla mayor. En estos años, Pedro de Luna, el que fuera papa, inició las obras del cimborrio, que se completó en 1412.
Fueron Alonso de Aragón y posteriormente con Hernando de Aragón los que mandaron agregar dos naves transversales, a los pies de las subsistentes, para transformar el templo en un cuadrilátero casi perfecto y hacer su interior más armonioso. De este modo, arruinado el cimborrio se edificó otro nuevo, terminado en 1520 por constructores cristianos y moriscos, fundiendo el gótico, el mudéjar y el plateresco. Tiene planta rectangular, con trompas que conducen al octógono del cimborrio propiamente dicho. Al hacerse la ampliación del templo se construyó también su gran entrada principal, axial con el altar mayor, que abre en la calle de la Pabostria. La torre originaria era octogonal, de estilo mudéjar, sustituida ahora por la esbeltísima proyectada por Contini y fechada en 1685.
La construcción del edificio -salvando las partes de la cabecera románica- se hizo en ladrillo, según la costumbre aragonesa, y es muy interesante ver la estructura exterior del edificio, con sus grandes contrafuertes entre las capillas, sustitución del habitual esquema gótico arbotante-contrafuerte, que aquí se transforman, los dos fundidos en una maciza y robusta pieza única. La capilla mayor forma cabecera exenta, sin girola, y allí está el gran retablo, de Pere Johan, que labró la finísima predela con escenas de la vida de San Valero en sus relieves, dejando entre medio huecos enriquecidos con follajes ornamentales, para cobijar en ellos los bustos-relicario de plata.
La capilla más interesante de la catedral fue encargada por don Lope Fernández de Luna y su situación junto a la cabecera se revela al exterior muy notoriamente, ya que constituye el famoso muro mudéjar, cubierto con tracerías y arcos mixtilíneos de ladrillo y ornamentación de finos alicatados cerámicos y en cuya elaboración intervinieron artistas andaluces.
la Sacristía Mayor, de barroca portada, sobre un esquema y estructura románica y cerrándose con grandes batientes de madera de clara filiación decorativa mudéjar mezclada con elementos ya barrocos. En el interior el gran armario del tesoro guarda los espléndidos bustos relicarios, salidos de los talleres de Aviñón, adornados con esmaltes y de los cuales el más hermoso es el de San Valero, que, según la tradición, presenta los rasgos fisonómicos del Papa Luna, que fue quien los encargó.
Tras muchas disputas y polémicas, aunque quedan áreas por restaurar, la restauración de La Seo se terminó en noviembre de 1998, tras una inversión de 2.000 millones de pesetas. El 29 de septiembre de 1999, el jurado del Trofeo Ricardo Magdalena concedía éste a dicha restauración.