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catedrales peninsulares

basílica de santa maría la real de covadonga


En 1777 se produjo un incendio que destruyó el antiguo templo, que se encontraba contiguo a la Santa Cueva.  Por este motivo se decidió edificar uno nuevo bajo un proyecto de Ventura Rodríguez, pero no se lleva a cabo por problemas financieros. No es hasta un siglo después con el interés de Alfonso XII cuando se realiza la construcción definitiva. Abandonando el diseño clasicista de Ventura Rodríguez, de difícil y costosa construcción, dando lugar al diseño que podemos contemplar en la actualidad. La idea original de este nuevo proyecto fue del erudito alemán conocido como el Alemán de Corao, (Roberto Frassinelli), que era gran dibujante pero no era arquitecto y tuvo que ceder su puesto al arquitecto Federico Aparici.

 

Emplazada sobre el cerro del Cueto, el proyecto definitivo consta de tres ábsides escalonados, cubierta con aristas, crucerías en el crucero y ante presbiterio y cuarto de esfera en los ábsides. La basílica se encuentra sobre una gran explanada. El edificio destaca por su forma compacta y por la piedra de caliza rosada que destaca con el verde del paisaje que la rodea. Desde el exterior se observa una planta de cruz latina, pero en el interior desaparecen los brazos salientes, ya que están ocupados por sacristías. También destacan sus dos grandes torres de 40 metros de altura cada una flanqueando la fachada principal.

 

En la puerta de acceso están los bustos de Sanz y Forés y Martínez Vigil, grandes impulsores del templo, ambos del escultor Mariano Benlliure. El interior destacan en el altar dos cuadros, La Proclamación del rey Pelayo de Madrazo y la Anunciación de Carducho. Pero lo más bello es la cripta, con un original sistema de bóvedas formadas por arcos resaltados con distintos centros. La fachada principal se encuentra estructurada en tres niveles, donde podemos distinguir tres arcadas de medio punto, con columnas corintias distinguidas por su ornamentación en los capiteles de hojas de acanto.

 

La basílica presenta una gran unidad estilística dentro de los cánones del estilo románico en el que fue concebida, aunque incluye elementos propios de la arquitectura gótica. En el interior, destaca la imagen de Nuestra Señora, que recibe culto en el altar mayor, obra del escultor decimonónico Juan Samsó. Debemos destacar la puerta del sagrario, obra del diseñador Alfredo Miranda Fernández(1911-2009) y realizada en Barcelona en los talleres de Modest Morató (1909-1993).

 

En la explanada de la basílica son reseñables:la Campanona, campana de tres metros de altura y 4.000 kilos de peso construida en 1900 en La Felguera, donada por el conde italiano Sizzo-Norris y Luis Gómez Herrero; la estatua de bronce de Pelayo de 1964, del escultor Gerardo Zaragoza; el obelisco con la Cruz de la Victoria es de 1857, levantado por los duques de Montpensier; la tradición dice que fue el lugar en que don Pelayo fue coronado rey; el monasterio de san Pedro, es Monumento Histórico Artístico. Se cree que fue fundado por Alfonso I, pero fue reformado en diferentes épocas. De época románica conserva parte de sus muros y sus tres ábsides escalonados y semicirculares. En el siglo XVII se construyó el nuevo claustro de planta rectangular con dos niveles, el inferior de arcos de medio punto y el superior con arcos carpaneles. En 1687, se remodela el monasterio dándole su portada barroca, coronada por un frontón. En el XVIII otra reforma, dota al edificio de nave única y cubierta de madera.

 

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.