basílica de santa maría castello d'empuries
Está considerada como el monumento religioso más importante de las tierras gerundenses después de la Catedral de Gerona, destaca por su monumentalidad y dimensiones catedralicias. Fue construida sobre la iglesia románica primitiva, de la que quedan algunos vestigios, como los primeros pisos de la torre campanario o la gran pila bautismal.
Construida con una planta de salón, modalidad introducida en nuestras tierras por los monjes cistercienses, está formada por tres naves, una central más ancha y dos laterales. Estas últimas presentan la particularidad de que su altura es diferente a la central en algunos tramos.
La fachada principal presenta una gran portada de piedra del siglo XV, atribuida al maestro de obras Antonio Antigó, y está dividida en tres espacios: dos torres campanarios y un cuerpo central. Esta parte central posee la portada, enmarcada entre dos pináculos. Destaca su belleza formada por seis arquivoltas que delimitan el tímpano y el frontón. En el tímpano se encuentra representada la Adoración de los Reyes Magos. Las seis arquivoltas están rematadas por doce hornacinas que albergan a los doce apóstoles.
La basílica contiene los sepulcros de algunos miembros de la familia condal de Ampurias. Habían sido enterrados en una capilla del orden de los dominicos en las afueras de Castellón; el año 1733, los restos fueron trasladados a otro convento, que se encontraba en el mismo lugar donde ahora está el ayuntamiento. En 1841, se depositaron en Santa María, detrás del altar.
En el interior, paradigma del gótico mediterráneo, contiene las singulares y grandes pilas bautismales románicas del siglo XI, dos sarcófagos condales y un vitral gótico, el retablo de Nuestra Señora de los Dolores del siglo XVIII, el órgano del siglo XIX y muchos otros elementos de interés.
Las pilas bautismales románicas datadas del siglo XI, son una de las piezas más originales y de mayor interés que se encuentran en la basílica. Es un vestigio de la antigua iglesia románica, consagrada en el año 1064. Fue realizada a partir de un solo bloque de piedra. La pila más grande, destinada a bautizar personas adultas, mide 1,40 metros de diámetro y 1,12 de altura; la pequeña, para el bautismo de los niños, tiene un diámetro de 0,78 metros de anchura y 0,65 de altura. Ambas están rodeadas de un anillo grabado con arcos lombardos. Sus tapas de madera fueron recubiertas de cuero por orden del obispo Toco, en el año 1573.
Detrás de la enorme reja de hierro forjado, construida en el año 1544, dentro del presbiterio, se encuentra el retablo de alabastro de Beuda, de estilo gótico flamígero renacentista. Se considera una obra única en Cataluña y una de las mejores muestras de la escultura gótica catalana de la segunda mitad del siglo XV, además, se trata del último retablo de esta técnica del gotico catalán. Constituido por zócalo y bancal y formado por numerosas piezas de alabastro procedentes de la Garrocha, el retablo tiene una altura total de 6,56 metros, tres de los cuales corresponden a la hornacina de la Virgen de la Candelaria.