basílica de nuestra señora de los milagros
Fue levantado este templo a mediados del siglo XVI como parte del antiguo Convento de San Agustín, que las familias Fuenmayor y Camargo patrocinaron y fundaron en aquellas fechas en calidad de colegio, y del que todavía se aprecian algunos muros en la fachada meridional. El colegio devenido convento fue desamortizado en 1836 y posteriormente desapareció, quedando únicamente en pie la iglesia, convertida en templo parroquial dedicado a la Virgen de los Milagros, patrona de Ágreda desde la sanción de titularidad emitida por el papa Paulo III en el siglo XVI. Sor María de Jesús de Ágreda realizó actividad apostólica en esta parroquia, como queda reflejado en el libro de bautismo de la misma.
La iglesia de Nuestra Señora de los Milagros fue construida con proporciones casi catedralicias. La planta se estructura en forma de cruz latina, con el coro a los pies, ocupando el primer tramo de la nave única, apoyado sobre arco de tipo carpanel. La nave se compone de tres tramos separados por arcos fajones de medio punto y cubiertos con bóveda de crucería estrellada, lo mismo que en el crucero. La nave transversal o transepto es antecedida, abiertas en paralelo a la misma, por sendas capillas laterales. La cabecera se cierra con ábside de cinco paños.
El retablo mayor, dorado y de estilo barroco, se compone de predela, cuerpo, ático y tres calles. A los costados del retablo, sobre la pared, aparece pintado sobre paneles la mitad de un Apostolado. A los pies, en ambos lados del Presbiterio, se sitúan dos lucillos sepulcrales en arcosolio herreriano que acogen los restos del obispo de Tarazona Diego de Castejón y Fonseca. La Capilla Mayor conserva también una buena sillería de nogal de época gótica.
En el lado del Evangelio (norte) se abre la capilla del Carmen, monumental espacio renacentista con una fastuosa cubierta de sección decagonal irregular solucionada con una elaborada bóveda tardogótica de estrella, que permite el paso de luz mediante dos ventanas a modo de linterna. En el lado de la Epístola (sur) se abre la capilla de San Pedro, que acoge un Crucificado gótico conocido como el Cristo de los Templarios y otra talla del santo titular, dispuesto en cátedra y con atributos de pontífice. Asimismo, se ubica aquí una pila bautismal románica, en la que fue bautizada sor María de Jesús.
Otras obras de arte pueden verse repartidas por el templo, destacando entre ellas los dos magníficos retablos de San Vicente y San Lorenzo, góticos del siglo XVI, con tablas pintadas de las escuelas aragonesa y castellana, emplazándose el primero en lado del Evangelio y el segundo, justo en frente, en el de la Epístola. Junto a la Sacristía se halla el retablo del Santo Cristo de los Panes, barroco del siglo XVIII, que acoge un Calvario e imágenes de San Pedro de Alcántara y San Francisco de Asís, obras del taller de Pedro de Mena.