catedral de león
Bajo la Catedral de León o Pulchra Leonina están los restos de las termas y edificios públicos construidos por la Legio VII Gemina, cuyo asentamiento militar romano dio origen a la ciudad de León. Tras la reconquista pasan a ser palacio real, siendo cedido en el 916 por Ordoño II para la construcción de la primera catedral española en agradecimiento por su victoria en la Batalla de San Esteban de Gormaz. La construcción de la segunda catedral, de estilo románico, corrió a cargo de Fernando I de Castilla y su hermana Urraca. Consagrada en 1073, estaba realizada en ladrillo y mampostería. La tercera catedral, de estilo gótico, se inicia en torno al 1250, terminándose la estructura en 1301 y la torre sur en el XV.
El primer constructor de la Catedral de León del que se tiene noticia es el maestro Simón, que se cita en un litigio en 1261, no obstante hay estudiosos que apuntan a que bien pudiera haber sido el maestro Enrique. Lo que está claro es que la obra nació con la vocación de ser la Catedral más grande de la época. No lo consiguió pero, a cambio, se convirtió en una de las más bellas del gótico español. A finales del siglo XVI se hallaba prácticamente concluida. Los añadidos de siglos posteriores se retiraron en las obras del siglo XIX, en un intento purista de devolver al edificio su aspecto original.
Denominada también La Casa de la Luz o Pulchra Leonina (calificativo latino que la define como la ‘hermosa leonesa’), la Catedral de León destaca por la desmaterialización de los muros por vitrales policromados, hecho que la convierte en la Catedral más colorista y la que luce un vestido más luminoso. Es un perfecto ejemplo de Gótico francés reflejado en la pureza ascensional de sus líneas y en la exquisita composición de las vidrieras que bañan de luz el interior del edificio. Atesora una colección única: 737 vidrieras con una superficie de 1765 metros cuadrados realizadas ininterrumpidamente entre los siglos XIII al XX. Está considerado entre los mejores conjuntos vitrales del mundo.
Otro de sus muchos atractivos es la fachada principal que escolta las torres de las campanas y la del reloj. Presenta tres portales decorados con esculturas y estatuas en los arcos ojivales entre las dos torres. La parte central consta de un impresionante rosetón. Sobresale en la portada central del juicio final, la imagen de la Virgen Blanca y entre esta portada y la del Evangelio, el 'Locus Apellationis', un pequeño fuste proveniente de la antigua iglesia románica bajo el que se impartía justicia.
El interior es una bella confluencia de arquitectura, pintura, escultura y otras artes. No hay que olvidar que el trascoro renacentista tiene esculturas de alabastro y que el coro, uno de los más antiguos del país, es obra de tres grandes artistas: Jusquin, Copin de Holanda y Juan de Malinas. Sobresale la reja plateresca en la pared posterior al sepulcro del Rey Ordoño.
En la Capilla Mayor destaca un retablo de Nicolás Francés (XV) y una urna de plata con las reliquias de San Froilán, patrono de la ciudad, que es obra de Enrique de Arfe.
El Claustro, distribuidor de los espacios anexos a la Catedral por su costado norte, se comenzó a construir a finales del siglo XIII, concluyéndose durante el primer tercio del XIV. En el XV se pintaron los frescos de sus muros, y, hacia el año 1540, bajo la dirección de Juan de Badajoz el Mozo, se rehízo la cubierta con sus complicadas bóvedas, los pilares exteriores de las galerías, y sus contrafuertes. Todo ello resulta un conjunto armónico y airoso, donde se articula magistralmente lo medieval con lo renacentista.
El Museo Catedralicio reúne una gran colección de arte sacro y otros temas. Hay cerca de milquinientas piezas con cincuenta tallas románicas de la Virgen, desde la prehistoria hasta el neoclasicismo con obras de Juan de Juni, Gregorio Fernández, Mateo Cerezo, un tríptico de la Escuela de Amberes, Biblia mozárabe y numerosos códices.