catedral de bilbao/bilbo
La Catedral de Santiago, la iglesia gótica más monumental de Vizcaya, se encuentra inscrita en el mismísimo corazón del Casco Viejo, el barrio más antiguo de Bilbao, en el entramado originario de callejuelas conocido popularmente como las Siete Calles. Obtuvo su consagración como catedral en 1955 tras establecerse en ella la sede de la recién creada Diócesis de Bilbao.
Por medio de la Carta Puebla que el Señor Diego López V de Haro otorgara en 1300 a la Villa de Bilbao, hoy se sabe que la Catedral de Santiago tuvo antes una antecesora. En el mismo punto en el que hoy se erige, a finales del siglo XII se encontraba una pequeña iglesia, rodeada de una necrópolis, en honor a Santiago, el Mayor. Por desgracia, su ruina a causa de las llamas en 1374 hizo que el Papa Gregorio XI recaudara fondos a cambio de indulgencias a fin de sufragar la construcción de un nuevo templo, siendo este el verdadero origen de lo que hoy conocemos.
Fachada neogótica, reformada a finales del siglo XIX por el arquitecto Severino de Achúcarro. La portada, el rosetón típicamente catedralicio o la torre de 64 metros de altura con su puntiagudo chapitel, son sólo algunos de los elementos que estos trabajos de restauración incluyeron, en respuesta al deteriorado estado que soportaba el edificio.
Son tres las puertas de acceso al interior del edifico. La Puerta del Ángel -o Puerta de los Peregrinos, por ser esta la utilizada tradicionalmente por los santiaguistas- con una hermosa portada gótica florida datada del siglo XVI, nos aguarda a un costado de la Calle del Correo. Es la más elaborada de las tres y a través de la misma, podemos acceder al Claustro ajardinado. El espacio exterior lo completa un imponente Pórtico, incorporado a finales del siglo XVI no sólo como lugar de reunión a cubierto, sino también como contrafuerte de toda la nave restante que venía acusando problemas de cimentación por el terreno marismeño de la zona.
La nave mayor de la Catedral se yergue ante nosotros con una altura de veintidós metros. Dos hileras de robustos pilares de sección circular custodian el camino hasta la Capilla Mayor. Alrededor de la misma destaca un elemento típicamente francés, la Girola, que a modo de corredor proporcionaba la necesaria fluidez de circulación en contextos de masiva peregrinación, y que hoy nos sirve de acceso a la escalinata que desciende a la impresionante Cripta oculta. Destacar las quince capillas funerarias abiertas en las naves laterales desde fines del siglo XV, muchas de ellas aún portadoras de los casi 250 sepulcros pertenecientes a miembros de destacadas familias bilbaínas.
El claustro es un espacio cuadrado, de 24 x 24 metros, que fue construido en la primera década del siglo XVI adosado al flanco septentrional del edificio, esto es, a la nave del Evangelio. Para ello, se invadió el espacio del antiguo cementerio norte del templo. En el siglo XX, entre 1924 y 1931, se enriqueció su traza con importantes adiciones escultóricas. El jardín central está encajonado por cuatro crujías abovedadas con crucería clásica y asomadas al patio a través de grandes ventanales ornados con la tracería flamígera neogótica, que descansa en tres maineles moldurados.
Al claustro se accede desde el interior de la iglesia y también desde la calle Correo por la Puerta del Ángel. Los accesos desde el interior de la iglesia son dos: desde el tramo norte del crucero, pasaje que se recuperó en las últimas intervenciones restauradoras, y desde el primer tramo de la nave del Evangelio, por donde se ingresa también en la Sacristía.