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catedrales peninsulares

catedral de la almudena


A priori, se quería construir en dicho solar un panteón para la reina María de las Mercedes, esposa de Alfonso XII, quien, de hecho, colocó la primera piedra el 4 de abril de 1883. Los planos para este edificio fueron diseñados por el arquitecto y político Francisco de Cubas. Una bula dictada por el papa León XIII dos años más tarde, en la que se confirmaba la creación del obispado de Madrid-Alcalá, cambiaría el destino del edificio. El nuevo proyecto de Francisco de Cubas, ahora era para erigir la catedral de Madrid, tomando como referencia estilística el gótico francés, y más concretamente, de las catedrales de Chartres y Reims.

 

La muerte de Cubas en 1899 supondría un importante contratiempo para el avance de la obra y, cuando en 1939, tras la guerra civil, se quiso reemprender, el tema económico significó una pesada losa. En este sentido, conviene puntualizar que la catedral de la Almudena se había concebido como un templo votivo, lo que quiere decir que debía ser levantado por el pueblo de Madrid.

 

Cuando definitivamente se retomó se decidió poner fin al proyecto neogótico del marqués de Cubas, por entender que su estética no encajaba con el estilo arquitectónico del Palacio Real, edificio que queda enfrentado a la catedral. Y es que la Almudena se entendía como una parte del conjunto monumental que integraban ambos edificios y no como un ente autónomo. La prueba de ello es que se optó por una orientación norte-sur, en lugar de este-oeste, como es habitual en la gran mayoría de templos cristianos.

 

la Dirección General de Bellas Artes convocó un concurso en 1944, ganado por los arquitectos Chueca Goitia y Carlos Sidro. La modificación más significativa del nuevo proyecto respecto al de Francisco de Cubas fue una disminución en la altura del edificio, pues se quería evitar que el Palacio Real quedará eclipsado por la magnitud de la catedral. De esta forma, la nave central pasó de tener 32 metros de altura a 25,8 m. Los siguientes sectores abordados fueron la fachada de la calle Bailén, la fachada del Campo del Moro, el claustro, el ábside y la cúpula. A excepción de algunas intervenciones de carácter leve, la catedral fue concluida en 1993, consagrándola el papa Juan Pablo II el 15 de junio de este año. Se convertiría así en la primera catedral consagrada fuera de Roma.

La catedral custodia la escultura de Santa María la Real de la Almudena, una de las imágenes más veneradas entre los fieles madrileños, pues es la patrona de la ciudad. La imagen está ejecutada en madera de pino policromada y se estima que fue realizada entre finales del siglo XV o inicios del XVI por el círculo de Diego Copín de Toledo. La Virgen lleva al niño Jesús en brazos y se alza sobre un trono de plata que fue regalado por la propia villa de Madrid. Constituye la figura central de un retablo pintado por Juan de Borgoña a finales del siglo XVI, compuesto por 18 tablas y presidido por un crucificado. A ambos laterales del retablo se sitúan dos tallas escultóricas de gran valor artístico: un Cristo atado a la columna, obra de Giacomo Colombo, y un crucificado, del célebre imaginero andaluz Juan Martínez Montañés.

 

La fachada destaca por su verticalidad, acentuada por las lisas y alargadas columnas que articulan el primer y el segundo cuerpo, así como por las torres que la flanquean. En la logia del segundo cuerpo se pueden contemplar las esculturas de los 4 evangelistas, mientras que en el remate sobresale la imagen de la Virgen de la Almudena, quedando enmarcada en la espadaña central.

 

Más allá de su planta de cruz latina con amplio crucero, lo que llama la atención en su interior son los tonos vinos escogidos para las pinturas murales que ornan el templo. Las del altar mayor corresponden a Kiko Argüello, conocido, además de por su faceta artística, por ser el iniciador del Camino Neocatecumenal.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.