catedral de tudela
El edificio más emblemático de Tudela es la catedral de Santa María. Declarada Monumento Nacional desde 1884, fue construida en el s. XII sobre la mezquita mayor de la villa. El templo, situado en el corazón del casco antiguo, tiene tres puertas de acceso.
La portada del Sur o portada de la Virgen, es la más antigua y es románica; los capiteles de sus columnas representan los milagros de Cristo. Más tardía, aunque también románica, es la portada Norte, llamada de Santa María. Y la tercera y más vistosa es, sin duda alguna, la portada del Juicio Final. Mezcla de románico y gótico, presenta una decoración espectacular: escenas del Génesis y del Antiguo Testamento, y la representación del Juicio Final. A la izquierda el Paraíso y los premios para los justos, y a la derecha el infierno y los pecados, entre los que destacan la lujuria, la avaricia, la gula o la blasfemia.
La catedral cuenta con un interesante claustro románico de grandes dimensiones que fue levantado a finales del S. XII y en cuya ejecución intervinieron al menos tres escultores. Destacan los capiteles de las columnas embellecidos con pasajes del Nuevo Testamento.
El interior de la catedral de planta románica, está dividida en tres naves y posee un grandioso crucero gótico que da paso a una cabecera en forma de T. Frente al altar mayor, en el centro de la iglesia, se encuentra la sillería del coro, tallada por el francés Esteban de Obray y compuesta por 86 asientos cuya silla central oculta un curioso grabado. Parece ser que el artista tuvo algún problema con el pago de la obra y esculpió dos cuervos picando los ojos de una cabeza humana, en clara alusión al refrán: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”.
El ábside central con el retablo mayor que lo preside es de estilo gótico hispano-flamenco (S. XV). A su lado, en una de las bóvedas laterales se encuentra una sobresaliente escultura románica de la Virgen Blanca. También merece la pena visitar la capilla barroca de Santa Ana, que posee una talla gótica de la patrona, la del Espíritu Santo (S. XVIII) o la de San Martín, con una hermosa reja plateresca y la capila de Nuestra señora de la Esperanza que alberga el magnífico sepulcro del Canciller Francisco de Villaespesa, noble eclesiástico de origen aragonés que murió en 1421. Se trata de una monumental obra en alabastro policromado que responde al estilo gótico de comienzos del siglo XV.