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catedrales peninsulares

catedral de santarem


Anteriormente conocida como Iglesia de Nossa Senhora da Conceição del Colegio de los Jesuitas o como Iglesia del Seminario, la actual Catedral de Santarém es un templo del XVII erigido en el local en el que, antaño, se hallaba el Pazo Real de Alcáçova Nova, una residencia real abandonada desde el reinado de D. João II (siglo XV). En 1647, el rey D. João IV donó las ruinas a la Compañía de Jesús para que esta levantase en el lugar un colegio con una iglesia dedicada a Nossa Senhora da Conceição. En 1780, tras la expulsión de los jesuitas de Portugal, la reina D. María I donó los edificios al Patriarcado de Lisboa para la instalación de su Seminario. Con la creación de la Diócesis de Santarém el 16 de julio de 1975, la iglesia fue elevada a la condición de Catedral.

 

El edificio, financiado por D. Duarte da Costa, jesuita y armero mayor, fue diseñado por el arquitecto Mateus do Couto, el maestro de obras preferido de las órdenes militares.  Su trabajo se refleja en la fachada manierista, dividida en 5 cuerpos con un ritmo marcado por la disposición de los ventanales y de los elementos decorativos (nichos que acogen a los santos electos por la Compañía de Jesús y en su cima, la patrona de la iglesia). En la parte alta de la fachada, un frontón en el que las torres campanario brillan por su ausencia, siendo reemplazadas por dos grandes volutas y pináculos.

En el interior, el barroco se impone en la aplicación de los mármoles ornamentales, en la perfecta conjunción de la talla dorada en cuatro de los ocho altares laterales y en las pinturas de los techos de la nave y de la capilla mayor, este último con la aplicación perfecta del tratado de Andrea del Pozzo. Destacan los embutidos pétreos de la capilla mayor, fechados en 1713 y característicos del gusto artístico de la época de D. João V (1706-1750). Son de la autoría del arquitecto Carlos Baptista Garvo, discípulo de la escuela del Convento de Mafra y hacen las veces de marco de dos bellísimas esculturas de mármol que representan a San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, obras del escultor patavino Giovanni Antonio Bellini. En 1740, el mismo autor se encargó del altar de Nossa Senhora da Boa Morte, en mármol de Carrara, que puede encontrarse en una de las capillas laterales.

 

Con una fachada escenográfica e imponente, nave única amplia, con ventanales, tribunas y techo pintado en perspectiva, la iglesia reúne las características propias de la arquitectura jesuítica. En un edificio contiguo se puede visitar el Museo Diocesano de Santarém que cuenta con una exposición permanente de cerca de 150 piezas y varias salas y espacios abiertos al público, incluyendo la propia Catedral y el corredor noble del Palacio Episcopal.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.