catedral de silves
Silves recibió el título de sede episcopal tras la primera conquista de la ciudad a los árabes, en 1189, pero la Catedral no empezaría a ser construida hasta 1268, momento de la conquista definitiva de la ciudad por parte de D. Afonso III. Conservó el título de catedral hasta el siglo XVI, cuando la sede diocesana pasó a Faro, en una época en el que la ciudad entró en decadencia debido a la colmatación del río Arade y a la creciente importancia del litoral algarvío. Durante dicho período, 26 obispos ocuparon la silla episcopal.
Es un templo de estilo gótico, muy influenciado por la estética del Monasterio de Batalha, con modificaciones y restauraciones hechas posteriormente, en el que destaca el ábside, compuesto por tres capillas y el pórtico de la fachada principal inserto en un alfiz (una moldura enmarca al conjunto escultórico). La entrada a la iglesia se hace por un portal lateral del lado Sur, de estilo rococó, construido a finales del siglo XVIII, conocido como Porta do Sol.
En el interior, se entremezclan varios estilos arquitectónicos. El ábside y el transepto cuentan con bóvedas góticas ojivales y los altares laterales presentan decoración de talla de estilo barroco. Se pueden también admirar los túmulos de Gastão da Ilha y João do Rego, altos funcionarios de la administración de la ciudad durante el siglo XV, así como los de algunos de los obispos de Silves. En el centro del altar mayor, se encuentra la tumba del rey D. João II, sepultado aquí en 1495 y cuyos restos mortales fueron posteriormente trasladados al Monasterio de Batalha en 1499.
Al igual que gran parte de los edificios de Silves, la catedral está construida en arenisca roja, el Gres de Silves, que caracteriza a la ciudad por su tonalidad y predominancia. La iglesia fue desde un inicio dedicada a Santa María y, posteriormente, a Nossa Senhora da Conceição, que está representada en la capilla mayor por una imagen gótica.