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catedrales peninsulares

LA RIOJA


La diócesis de La Rioja cuenta con una catedral y dos concatedrales, aunque sea uno solo su obispo… Calahorra, Logroño y Santo Domingo de la Calzada.

 

Calahorra, la “Calagurris Julia Nassica” de los romanos, reconquistada a los musulmanes, en el siglo XIV fue proclamado en ella rey de Castilla, Enrique de Trastamara. Excepcionalmente su catedral no se encuentra en el centro de la ciudad, sino desplazada a orillas del río Cidacos, en el lugar en el que asegura la tradición que fueron martirizados sus santos patronos Emeterio y Celedonio. La catedral actual fue erigida entre los siglos XV y XVII, sobre templos anteriores.

 

A la ciudad la hizo ser y llamarse “Logroño” exactamente su condición de ser “vado” del río Ebro, cuyos peregrinos santiaguistas llegados de toda Europa se veían obligados a pasar. Enclave romano y antiguo puerto fluvial de “Varela”, fue arrasada por El Cid y repoblada por Alfonso VI, quien le concedió sus Fueros. A instancias de san Juan de Ortega, discípulo de Santo Domingo de la Calzada, y para facilitarles el paso a los peregrinos, se construyó su primer puente de piedra.

 

La construcción de su actual concatedral, con la advocación de Santa María  de la Redonda, fue erigida en el siglo XVI, retocada y ampliada en los siglos siguientes. Su construcción se inscribe en la línea del gótico burgalés tardío. Acoge buenas capillas y obra estatuaria excelente y un “Calvario” pintado sobre tabla, del que parece comprobado que en su concepción y pintura intervino el propio Miguel Ángel.

 

A medida que el Camino de Santiago se acerca a la ciudad de Santo Domingo de la Calzada los peregrinos perciben un denso  y milagroso olor a gallina asada, oyen el “kikirikí” de un intrépido gallo o se percatan de que en sus cercanías alguien comenta o canturrea la estrofa de la cancioncilla  enaltecedora del hecho de que “el buen santo Domingo/ de la Calzada,/ dio vida a una gallina/ después de asada”, con referencias a uno de los acontecimientos más portentosos y legendarios que se le atribuyeran a santo.

 

Su concatedral reúne en perfecta armonía elementos de épocas y estilos distintos. Iniciada en 1158 sobre una pequeña iglesia construida por el santo, la huella del románico pervive en partes de su portada, en  el ábside semicircular, en la girola y canecillos labrados. Frente a la tumba del santo se levanta un lucillo con rejería y celajes, en el que perviven sempiternamente un gallo y una gallina blancos, renovados de vez en cuando, que recuerdan al célebre milagro del santo al que nos hemos referido más arriba.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.